miércoles, 8 de abril de 2009

Cansado y aburrido

Estoy de nuevo en esa etapa. La misma de hace exactamente un año. Llego a casa y no tengo ganas de hacer nada. Por alguna extrañana razón, por más que esté muerto de cansancio, sigo despierto, haciendo nada, navegando, ahogandome, emergiendo y volviendo a navegar sin rumbo fijo.
Buceo entre favoritos, fuentes e historiales. Leo, releo y recontraleo lo leído. Salvo alguna putita adorable que me gusta mucho cómo escribe y las tetas que tiene para decir lo que dice, no veo nada mucho más interesante que la media-mediocridad de lo llano.
Medios que están incompletos: llenos de chabacanería, boludismo, facilismo, cholulismo, chisme barato, ajeno, pobre, aburrido.
En la humildad de mi hogar, el celular suena, atiendo, se corta. Mensaje que llega, mensaje que no sale.
La corruptibilidad natural de las cosas humanas me cansa, me harta. La palabra sin sentido, hueca, a los gritos por conseguir la razón, de lo insostenible, de lo pasado y olvidado, también.
Este círculo en el que estoy metido me está mareando.